Modelo de Contrato Mercantil

Si necesitas un modelo de contrato mercantil (un término muy usado en el ámbito laboral), aquí te ofrecemos un formulario y distintos descargables para que puedas obtener el tuyo.

Además de toda la información necesaria y características de este tipo de documento para que sepas qué es y qué supone exactamente. Aunque es uno de los tipos de contrato más habituales, no siempre lo sabemos diferenciar con respecto al contrato laboral, por lo que aquí te contaremos todos los detalles que debes saber.

Modelo de contrato mercantil para descargar

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Si lo necesitas, estos suelen ser algunos contratos muy buscados por nuestros usuarios:


¿Qué es un contrato mercantil?

A priori, observamos que un contrato mercantil no tiene muchas diferencias con respecto a uno laboral. Es decir, en ambas situaciones observamos la voluntad de las dos partes que se genera en un acuerdo, que puede ser oral o escrito, donde el trabajador aporta su fuerza a cambio de una contraprestación económica, la cual es entregada por la empresa contratadora.

Sin embargo, existe una diferencia principal entre los dos tipos de contratos, en el sentido en que en el mercantil el trabajador es un profesional independiente que actúa por cuenta propia, mientras que en el laboral es el propio empresario el que contrata al trabajador, acatando sus órdenes y siendo dirigido por este.

Es decir, en el contrato mercantil observamos que el acuerdo se genera por personas físicas o jurídicas que tienen una participación en igualdad de condiciones. En cambio, al momento de realizar un contrato de índole laboral, siempre la parte empleadora tendrá mayor poder, pues será el que genere órdenes hacia este.

Cuando eres un trabajador independiente, notarás que deberás darte de alta como autónomo, algo que te permitirá diferenciarte del otro modus operandi laboral. Se trata de una oportunidad ideal para todas aquellas personas que logren un mejor rendimiento sin presión externa, aunque ello conlleva otras responsabilidades que luego explicaremos.

Características de un modelo de contrato mercantil

Ahora que entendimos la definición del contrato mercantil, podemos comprender algunas de las características necesarias para que el acuerdo tenga validez. A saber:

  • Las partes implicadas deben estar de acuerdo en el vínculo que estarán haciendo. Es algo esencial, aplicable a cualquier tipo de contrato con responsabilidades ulteriores.
  • La capacidad de ejercer por sí mismas sus derechos es vital en ambas partes. Es decir, deben ser sujetos jurídicos válidos.
  • Por supuesto, el servicio contratado debe ser lícito y no podrá eludir las leyes que se encuentren en vigencia.

A su vez, el contrato mercantil tendrá distintos contenidos y cláusulas:

  • Las partes implicadas deben estar debidamente identificadas. Es decir, tanto la empresa que contrata como la parte contratada deberán aparecer con el nombre completo, el domicilio, el NIF, entre otros datos.
  • El servicio dado será el objeto de contrato. O sea, se deberá aclarar cuál es el motivo del nuevo vínculo que se está firmando, es decir, el servicio prestado.
  • A su vez, las obligaciones de las partes deberán dejarse por explícito. Como habrá condiciones, siempre implica responsabilidades que, en caso de no cumplirse, podrán ser sujetas de responsabilidades.
  • Por supuesto, la duración del contrato debe estar fijada. Se trata de un vínculo con responsabilidades, por lo que se deberá aclarar cuál será el comienzo de este junto con la finalización, en caso de que exista.
  • El precio y la forma de pago también deben estar especificadas. Es decir, se hablará de plazos, precios y formatos, aclarando cuáles son los impuestos o reducciones que se harán sobre el total.
  • Deberán aclararse las especificidades del trabajo. O sea, hablamos de los horarios o las funciones particulares que el trabajador deberá adoptar luego de firmar el contrato.

Tipos de contratos mercantiles

Por supuesto, existen una serie de clasificaciones de los contratos mercantiles, aunque se trata de una división que también puede hacerse en cualquier tipo de vínculo contractual. Veamos cuáles son.

Contratos unilaterales y bilaterales

Cuando hablamos de un contrato unilateral, hacemos referencia a que una de las dos partes implicadas se genera una obligación para con otra, la cual no pasa a contraer ningún tipo de obligación. Caso contrario, el contrato será unilateral cuando las obligaciones se contraigan de manera recíproca, por lo que la diferencia entre ambos tipos de vínculos estará dada en la asimetría o simetría de responsabilidades.

En este tipo de clasificación no veremos el número de obligaciones que se generan, sino que lo importante es la circunstancia que obliga a una o ambas partes. Un claro ejemplo de este tipo de vínculos es el de la compraventa, donde una parte está obligada a dar una cosa, mientras que la otra desprende el dinero.

Contratos onerosos y gratuitos

El contrato gratuito o de beneficencia se genera en los casos en los que el objeto es la utilidad de una de las partes, mientras que la otra sufre un gravamen. En el caso del oneroso, vemos que se da la utilidad de ambos contratantes, generándose un beneficio de uno en cuestión del otro. Por lo tanto, la diferencia está en el beneficio generado entre las partes.

En este caso, vemos que los vínculos de título oneroso son aquellos en los que todas las partes paga la ventaja del contrato, recibiendo un beneficio a cambio de una contraprestación que se puede dar en el tiempo presente o en el propio futuro, algo que sucede con la compraventa, donde un vendedor se desprende de un determinado objeto, que le llega a un comprador, el cual le devuelve el dinero de un precio determinado.

Cuando hablamos de un contrato gratuito, tenemos que mencionar la palabra “ventaja”, sin que ella dependa de un sacrificio por parte de la parte que lo recibe. Es decir, no se genera una contraprestación en función del beneficio recibido, pues eso implicaría una modalidad de intercambio. Es por esto por lo que los contratos de donaciones no tienen una compensación.

De esta forma, vemos que los contratos bilaterales siempre serán onerosos. Esto se debe a que todas las partes tienen un beneficio debido a una obligación recíproca. En caso de que no se cumpla, una de las partes estará sometida a las responsabilidades, como ocurre con las estafas de las compraventas.

En cambio, los contratos unilaterales suelen ser gratuitos, aunque también puede ocurrir que exista un mutuo interés, motivo por el cual pueden llegar a ser onerosos.

Contrato de suministro

El contrato de suministro es una modalidad especial de responsabilidades entre las partes, ya que implica una cierta periodicidad y continuación. Es decir, se asume que se generará un vínculo sostenido a lo largo del tiempo, durante el plazo que se solicita y con un precio fijado o que se puede fijar.

Esto suele darse en países donde la inestabilidad monetaria está sujeta a posibles devaluaciones o inflación, motivo por el cual el dinero de la actualidad puede o no “valer” lo mismo varios meses después, aunque también pueden aplicarse bonificaciones por un trabajo continuado.

En este caso, no hay una regulación legal específica, por lo que generalmente se suelen asumir las leyes del Código Civil que remiten a la compraventa. Por lo tanto, se trata de un contrato como todos los demás, con la diferencia de que habrá una responsabilidad sostenida a lo largo del tiempo con la entrega laboral y el beneficio económico.

Todos estos tipos también pueden complementarse con algunos ejemplos de contrato mercantil que pueden ser mucho más específicos. Veamos algunos de ellos:

  • Contratos de cambio. Como habíamos comentado, se trata de un intercambio de un bien por otro o en la prestación de un servicio. La compraventa ingresa dentro de este sector, aunque también puede serlo una permuta, ya que se intercambia un bien por otro sin necesidad del pago de un dinero (aunque puede ocurrir que se agregue un determinado valor en caso de que uno de los bienes no llegue a completar el precio del otro).
  • Contratos de colaboración. Aquí surge un vínculo donde una de las partes tiene la responsabilidad de realizar una actividad para conseguir un determinado resultado. Aquí podemos ver ejemplos claros con las franquicias o las agencias, puesto que la actividad siempre estará supeditada a los ingresos.
  • Contrato de seguro. Aquí implica un seguro frente a determinados riesgos, como ocurre con los contratos de vehículos. En caso de robo o choque, la empresa asegura pagar el valor total o parcial del vehículo, luego de que el individuo que solicita el seguro haya pagado una cantidad determinada de cuotas previas.
  • Contratos de conservación o custodia. Este es el caso del contrato del depósito, donde la compañía depositante entrega distintos productos al depositario, que deberán guardar y asegurarlos a cambio de una contribución. Es lo que sucede con los bunkers o fábricas que guardan material importante o frágil.
  • Contratos de préstamo y crédito. Aquí entran en juego los intereses, ya que la parte solicitante pide una determinada cantidad de dinero que no tiene en ese momento, pero que luego podrá pagar poco a poco con un valor extra.

Ventajas y obligaciones

Por supuesto, hay una serie de ventajas a la hora de poner en marcha un contrato de tipo mercantil.

Beneficios de las empresas contratantes

La empresa contratante tiene una serie de beneficios a la hora de firmar contratos mercantiles. Lo primero que debemos hablar será de la rentabilidad, ya que hay costes muchos menores que los de los trabajadores en relación de dependencia. Veamos más:

  • No tienen la necesidad pagar el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) del trabajador, pues se trata de un autónomo o una empresa tercerizada.
  • Tampoco se hacen cargo de la Seguridad Social del contratado.
  • Hay algunas obligaciones laborales de las que no deben hacerse cargo, como es el caso de las vacaciones, las indemnizaciones o los finiquitos.

Beneficios del trabajador contratado

A la hora de pensar en los propios trabajadores o empresas, lo mejor de todo es que se podrá tener una cartera de clientes amplia. Es decir, los trabajadores autónomos tienen el riesgo de que, en ocasiones, perderán distintos empleos y no verán ninguna retribución a cambio, aunque pueden compensarlo con el hecho de tener distintos beneficios:

  • Ser tu propio jefe. En este caso, hablamos de que no tendrás que depender de nadie más que de ti mismo. Eso implica tomar decisiones sobre tu presente y tu futuro, pues, en cierta medida, serás tu propio dueño a la hora de elegir cuánto ganar y cuánto no. Como tú decidirás cuáles son los proyectos que te interesan, podrás elegir si trabajarás más o menos. O sea, priorizarás tus propios objetivos a la hora de elegir qué es lo que buscarás hacer.
  • Mayores ingresos. Una buena organización será clave para lograr este punto. Lo que ocurre es que, en los trabajos de relación de dependencia, siempre hay excedentes que se queda tu jefe, al margen de la productividad que has logrado. Por lo tanto, aquí pasa a ser todo para ti. Si tienes la capacidad de conseguir clientes, también eres capaz de quedarte con todas las ganancias, aumentando tus ingresos en función de la cantidad y calidad de clientes para los que trabajes.
  • Flexibilidad de horarios. Debes recordarlo: eres tu propio jefe. Tú mismo puedes elegir cuántas horas trabajar, al mismo tiempo en que la semana laboral será elegida por ti mismo. Obviamente, trabajar menos implicará ganar menos, pero eso te dará la chance de que elijas cuándo es importante ganar dinero y cuándo atender los asuntos de tu vida personal sin darle explicaciones a nadie. Incluso, puedes programar trabajos o adelantarlos, de forma tal que cumplas con tus obligaciones y tengas días libres.
  • Trabajar desde tu casa. En este sentido, no tendrás viajes y podrás trabajar desde donde quieras. Esto implica hacer una separación de tu vida personal con la laboral, por lo que necesitarás una buena gestión de todos los recursos para evitar dispersarte y perder la concentración.

Obligaciones de los contratos mercantiles

Al igual que ocurre con el resto de los contratos, habrá distintas obligaciones que dependerán de las voluntades de las partes. Por lo tanto, están sujetas a las leyes y a las buenas costumbres que rigen los vínculos contractuales, tal y como ocurren con los contratos laborales comunes.

Antes de firmarlo, deberás asegurarte de que todos tus derechos están siendo respetados, por lo que es conveniente tener en claro todos estos puntos antes de firmar algo que no conoces al detalle.